Introducción
La Conferencia Episcopal Latinoamericana de Aparecida nos abre los ojos al mundo actual y nos muestra como este mundo esta sufriendo de un gran vacío, vacío en el alma y el corazón de las personas que no se han dejado llenar de Cristo o que se encuentran en un enfriamiento de la fe; han dejado apagar el fuego del gozo de sabernos amados por Dios.
El espíritu de la conferencia de APARECIDA nos invita a ser discípulos misioneros de Cristo; es decir, portadores de Cristo, para, lo cual debemos dejarnos transformar por Él, recordar Los cristianos somos portadores de buenas noticias para la humanidad. Los jóvenes debemos dejarnos tocar por Jesús, aprender a ser a su modo…entonces el reto no esta tanto en que hacer; sino dejar que el haga en nosotros.
Es por eso que los jóvenes debemos preguntarnos ahora: ¿Cómo le voy a hacer para que Jesús entre a mi vida y enamorarme de Él? ¿Cómo le vamos a hacer para vencer el miedo?...si el miedo…el miedo a decir la verdad, el miedo a hablarle a los demás de ese Cristo que un día encontré o de aquel que aún estoy buscando…. Pero que se me va revelando en los hermanos.
Pero en esta gran misión no estamos solo…Dios nos recuerda que somos parte de una familia, la familia de sus hijos; por tanto debemos abrir grande nuestro corazón, porque la familia de Dios es muy grande y quiere todavía que le ayudemos a hacerla crecer… nuestra respuesta a la vocación misionera consiste no tanto en lo que tenemos que hacer, sino en lo que tenemos que llegar a ser: hombres y mujeres que desarrollen un estilo de vida fundado en el amor de Dios padre. Esta respuesta a la vocación misionera la damos en la Iglesia. Nos damos cuenta que estamos unos en compañía de otros en este camino constante de aprendizaje del Evangelio y que como los primeros apóstoles nos necesitamos unos a otros, nos ayudamos en la misión que se nos encomienda y compartimos el mismo CRISTO.
Nunca debemos desanimarnos ni pensar que estamos solos….Dios va con nosotros como iba con el pueblo Judío en el desierto, nuestros pasos los hace suyos y nosotros debemos hacer nuestros sus pasos.
Tan solo debemos escuchar nuestros corazones y dejarlos latir uno al lado de otro y todos al lado del corazón misericordioso de Jesús. Hay que escuchar El corazón de Cristo que late en cada joven deseando abrazar sus ilusiones y esperanzas, sus angustias y tristezas, y que desea encontrarse con cada uno diciéndole que le ama, escuchar el llamado divino a SER UNO COMO EL PADRE ES UNO CON CRISTO (Juan 17:21-23).
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